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sábado, 10 de septiembre de 2022

MEMORIAS DE C.G. JUNG y otros chismorreos.

EXTRACTO DE UN PÁRRAFO DE LAS MEMORIAS DE C.G. JUNG, con el cual me identifico tan perfectamente que no habría sabido expresarlo mejor, en todo caso traducirlo. Jung recuerda que alcanzada la edad adulta “tuvo que entrar en el monasterio del mundo, someterse al voto de creer tan solo en lo probable, mediocre, sin verdadero sentido. Renunciar a cualquier cuestión extraña y significante y reducir cualquier cuestión extraordinaria a banal. Por tanto solo existían superficies que nada ocultaban, principios sin finales, accidentes sin coherencia, conocimiento que cada vez se encogía más, fallos que se revestían de problemas, horizontes opresivamente estrechos y un inacabable desierto rutinario. También afirma que su actitud lo llevó a alienarse de sus colegas y compañeros así como que estos le aportaron un enorme conocimiento sobre las “normalidades patológicas” de la gente común. Que las variantes de lo considerado como psicología de lo normal le fascinaban porque le permitía la oportunidad de extraer un conocimiento más profundo del psiquismo convencional. Seguro que no seré la única persona a quien sus palabras le habrán ofrecido calidez y consuelo. Mis medios no me permiten acceder a la traducción directa del texto, por eso he tenido que hacerlo por encima intentando recoger lo más importante, pero estoy convencida que muchos expertos blogueros podrán hacerlo si tienen esa curiosidad. Es por ello que las palabras originales las pongo “en negrita”
A lo largo del tiempo y con el servicio de “la red” me enteré que el tal Carl Gustav Jung, “gran brujuleador” por cierto, se sirvió de la astrología a lo largo de sus múltiples investigaciones y que una de sus hijas también debió estudiarla de la mano de su padre, imagino. Dicha hija acabaría haciéndose muy amiga de una de las astrólogas psicológicas más famosas, exitosas y reconocidas mundialmente. Vamos, un verdadero icono británico en la actualidad, llamada: LIZ GREENE. Vaya, vaya, …… y a aquella otrora niña una vez más se le ocurrió atar cabos o “seguir las miguitas”, que es lo que hasta la fecha mejor se le había dado hacer. Compruebo que acabo de escribir la palabra “británico” o pérfida Albión, ciertamente no mencionaré su monarquía ni circunstancias. Ciertas lenguas afirman que el fallecimiento de su querida “Queen Lizzy” debió ocurrir mucho antes, lo cual no me interesa en absoluto investigar pues sus razones tendrán y no me incumben. Lo que si me consta, porque lo viví, es que su primogénito, prince Charlie, nació el mismo año que servidora pero unas semanas antes, y que por su British School se corría la voz que a aquel chavalín con ínfulas de descendiente le habría correspondido hallarse en su clase de haber nacido español y que para delicia de los perversos españolit@s que éramos entonces se decía que aquel muchachote, reciente y viejuno King Charles III, era un niño más bien torpe. …. (y gritábamos a una sin saber lo que decíamos “Gibraltar Español”)
With my work at Bughölzli, life took on an undivided reality….all intention, consciusness, duty, and responsibility. It was an entry into the monastery of the world, a submission to the vow to believe only in what was probable, average, commonplace, barren of meaning, to renounce everything strange and significant, and reduce anything extraordinary to the banal. Henceforth there were only surfaces that hid nothing, only beginnings without continuations, accidents without coherence, knowledge that shrank to ever smaller circles, failures that claimed to be problems, oppresively narrow horizons, and the unending desert of routine. For six months I locked myself within the monastic walls in order to get accustumed to the life and the spirit of the asylum. My profesional colleagues seemed to me no less interesting tan the patients. In the year that followed I secretly complied statistics on the hereditary backgound of my Swiss colleagues and gained much instruction. I did this for my personal edification as well as for the sake of understranding the psychiatrick mentality. Needless to say that my confinement and self imposed confinement alienated me from my colleagues. The pathological variants of the so-called normality fascinated me, because they offered me the longed-for opportunity to to obtain a deeper insight into the psyche in general. My objective life emerged out of this subjective experiment. I have neither the desire nor the capacity to stand outside myself and observe my fate in a truly objective way: I would commit the familiar autobiographical mistake either of weaving an illusion about how it ought to have been, either of weaving an illusion about how it ought to have been, or of writing an “apología pro vita sua.” In the end, man is an event which cannot judge itself, but, for better or worse, is left to the judgment of others

4 comentarios:

  1. Sin lugar a dudas el más brillante pensador del pasado siglo. Su aportación introduciendo el alma junto a la psique revolucionó la psicología clásica. Un abrazo

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  2. NEURIWOMAN: De acuerdo. Nació en una familia peculiar y desde bien pequeño fue un niño rarito, con una vida interna que ocultaba para mostrarse común pero que no soportaba injusticias y pretendía pasar lo más desapercibido posible. Sus recuerdos dictados desde una edad avanzada, salvando circunstancias espacio-temporales resonarán en muchos niñ@s / adult@s peculiarmente sensibles!

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  3. Curioso lo de que Queen Lizzy murió mucho antes de lo que se dice. Tal vez se tuvo en cuenta la fecha adecuada (astrológicamente hablando) para dar a conocer la noticia.

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  4. ANA: Astrologicamente hablando con dominante tierra solo se lo que puedo comprobar físicamente, que ese es mi verdadero soporte presente y puntual. Por tanto solo se que los astrólogos se atienen como norma a interpretar cualquier acontecimiento “oficial”, aunque personalmente los más sensitivos se huelan alguna tortilla. Si a ello le sumamos el filtro personal desde donde interpretan.... apaga y vámonos.
    Llevo medio siglo aprox. observando interpretaciones diversas y aún no me lancé a ese ruedo, ni seguramente lo haga por ser demasiado consciente de mi incompetencia y alto grado de autoexigencia.

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Gracias por tu tiempo.